domingo, 6 de junio de 2010

Consecuencias de una dichosa oposición

Cualquiera que se haya preparado unas oposiciones sabe de lo que hablo: la incertidumbre, la sensación de que tu número de neuronas mengua a la par de tu motivación (¿será la edad?) el pellizco en la boca del estómago, la infinidad de veces que piensas que el esfuerzo no merece la pena, el túnel en el que ¡maldita sea! nunca ve la luz, los días que vas contando deseando y temiendo que llegue la fecha...

Dicen que las experiencias endurecen, quizás por eso mi cerebro está como encallecido, y esque, el muy capullo creo que se ha dado de baja después de tantos años: -¡Perdona chata, me tienes hasta el hipotálamo de tantos años de estudio, hasta aquí hemos llegado, no me da la gana de retener esa bibliografía que estoy que echo humo con tanta mierda de "pajas mentales" que me tengo que chupar día sí y día también y desgastan mi energía y después pasa lo que pasa ¡ala, directa a por la tableta de chocolate!. Además que ya vas a por los 35 y la edad pasa factura ¡o querrás rendir como cuando tenías los 20! -.

Y es que parece que involuciono.
El jodido se está vengando de mí por la caña que le doy...y no lo culpo.

2 comentarios:

alguien dijo...

Muchos besos , y mucha suerte. Maite

Anónimo dijo...

No te agobies, supongo que tú cerebro piensa que para que te sirve estudiar una oposición, si los funcionarios de este país se van a la hecatombe. Mejor prepar la mochila para lo que pueda pasar...